Una Increíble Historia de Superación, Dignidad y Lucha Contra la Injusticia: El Viaje de una Mujer Iraní en España
- Ignacio.S

- 29 ago
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Actualizado: 1 sept

20 Años de Lucha, Dignidad y Resistencia: El Precio de Ser Mujer, Inmigrante y Honesta en un Sistema que No Protege!
Por Ignacio Salamanca Agente legal – Abogado y amigo personal de la empresaria Romina Goshtasbi.
No suelo escribir públicamente sobre asuntos personales o de personas cercanas. Pero hoy me siento obligado a romper ese silencio, porque lo que está viviendo mi amiga y clienta, una empresaria con más de 20 años de trayectoria limpia, transparente y valiente en España, es una injusticia demasiado grande como para seguirla observando desde el despacho.
La conozco desde hace más de una década. Llegó a este país en el año 2000 con una beca por méritos académicos impecables. Fue la primera mujer iraní en obtener una beca de la Fundación Olof Palme, una organización que defiende la justicia social y los derechos humanos. Llegó con esperanza, con formación, con el deseo de aportar y construir.
Y lo hizo. Durante más de dos décadas, ha emprendido sin descanso. Proyectos legales, éticos, generadores de empleo y valor. Siempre desde la legalidad, siempre dando más de lo que recibía.
Pero en España, por lo visto, ser mujer, ser inmigrante, y tener coraje no es suficiente. Al contrario: parece ser motivo de sospecha y castigo!
Empezar de cero, una y otra vez. Sin recompensa.
En todo este tiempo, nunca tuvo una vivienda propia. Vivió de alquiler mientras reinvertía cada euro en sus propios proyectos. Años de pagar impuestos, de cotizar, de cumplir cada normativa. Confiando en que tarde o temprano ese esfuerzo se vería reconocido.
Nunca ocurrió. En lugar de recibir respaldo del sistema, lo que encontró fue obstáculos, recelos, abusos, sospechas y un silencio institucional ensordecedor cuando más lo necesitaba.
2022: Cuando formalizarse se convierte en un error
En 2022 constituyó finalmente una sociedad limitada. Con nómina, con responsabilidades, con todo en regla. Lo hizo creyendo que el sistema premia a quien cumple. Lo que recibió fue exactamente lo contrario: más presión fiscal, más trabas, más vigilancia, y ninguna protección.
Peor aún: su empresa fue atacada desde dentro y desde fuera por individuos que operan en la sombra. Estafadores. Proxenetas camuflados. Gente que ensucia el nombre de Tantra, gente que ha usurpado su identidad comercial para ofrecer servicios fraudulentos a espaldas de la ley, mientras las instituciones observan en silencio y sin actuar.
El daño no fue solo económico: fue emocional, psicológico, devastador.
¿Y cuando todo se derrumba? ¿Quién responde?
Tras aguantar lo inaguantable, se vio obligada a inactivar su empresa. A solicitar el paro. A pedir algo mínimo después de haber entregado tantos años de trabajo, impuestos y compromiso.
La respuesta que recibió fue:
“No tiene derecho a ninguna ayuda.”
Ni una sola prestación. Ni un solo euro.
Después de todo lo que aportó a este país, fue tratada como si nunca hubiera existido.
El peso de un pasaporte
No puedo callar cuando sé que su nacionalidad ha sido utilizada como excusa para vetarla, para sospechar, para excluir. Su historia individual ha sido constantemente invisibilizada por estereotipos ajenos, titulares mediáticos y prejuicios profundamente arraigados.
A pesar de todo, nunca ha dejado de respetar la ley, nunca ha dejado de contribuir, nunca ha dejado de emprender desde la ética. ¿Qué más se le puede pedir?
Hoy no escribo como abogado. Escribo como testigo de una injusticia.
He sido testigo de cómo esta mujer ha sido víctima de una campaña de sabotaje, suplantación de identidad digital y manipulación de plataformas como Google Business, con la colocación de enlaces fraudulentos junto a sus reseñas positivas. Ademas ya le han suspendido injustamente otros cinco negocios con reseñas altas!
Después de muchas investigaciones confiamos que uno de los responsables de los ultimos daños fraudulentos es a un individuo que hace cinco años animo a Romina a alquilar una sala de su piso en el edificio de calle princesa 3 duplicado y que Romina no tenia ni la menor idea pero que su historial se develo ya que el mundo es un pañuelo y se ve que se dedica a actividades ilegales, incluyendo proxenetismo, subarriendo fraudulento y ciberdelitos, mientras mantiene un trabajo aparentemente legal como informático. La ironía es perversa: quien destruye, permanece impune. Quien construye, es castigada!
Esta historia no puede quedar en silencio
Esta mujer —mi amiga, mi clienta— no es una excepción. Representa a miles de mujeres inmigrantes que sostienen este país desde el margen. Que emprenden por necesidad, no por ambición. Que resisten solas mientras el sistema las ignora.
No buscan caridad. Exigen justicia, reconocimiento y protección real.
Y yo, desde mi posición legal, me comprometo a seguir denunciando cada abuso, cada delito, cada negligencia institucional que haya contribuido a esta injusticia. Porque si alguien como ella, después de 22 años de entrega, es descartada por el sistema, todos deberíamos alarmarnos.
Sigue aquí. No la han silenciado. No la han borrado. Y su tribu de alma le sigue vaya donde vaya.
Y con ella, estamos muchos. Para exigir, para reconstruir, para hacer justicia.

Como agente legal y defensor de derechos fundamentales, especialmente de los derechos de las mujeres y personas inmigrantes, considero fundamental alzar la voz cuando la resiliencia y el mérito chocan con los muros de la injusticia estructural. Esta es la historia de mi amiga, una mujer extraordinaria cuya trayectoria debería ser motivo de orgullo para cualquier sociedad que se diga democrática y plural.
Corría el año 2000 cuando, gracias a sus notas sobresalientes en la licenciatura, fue seleccionada para recibir una beca de estudios en España. No era cualquier beca: fue otorgada por la Fundación Olof Palme, una organización que reconoce el compromiso con la paz, la justicia y los derechos humanos. De hecho, fue la primera mujer iraní en salir de su país con una beca de esta fundación, un hecho histórico que en sí mismo evidencia su carácter pionero, valiente y tenaz.
Llegó a España cargada de sueños, con la ilusión de integrarse y contribuir con sus conocimientos, su cultura y su trabajo. Pero pronto descubrió lo que muchas personas migrantes, especialmente las mujeres, enfrentan: un sistema que no siempre está preparado para reconocer el talento cuando viene de fuera, y una sociedad que muchas veces cae en la trampa de los prejuicios.
Por el mero hecho de ser iraní, se le colocaron etiquetas que no correspondían, estigmas basados no en quién era ella, sino en las narrativas distorsionadas y la propaganda negativa que desde hace décadas se difunde sobre su país de origen. ¿Sabes lo difícil que es integrarse en un lugar donde, antes de que abras la boca, ya han decidido lo que eres, lo que piensas, lo que crees o incluso lo que “deberías” sentir?
Aun así, no se rindió. Estudió, trabajó, aportó. Y años después, en 2022, decidió fundar su propia sociedad limitada, no solo para protegerse económicamente, sino para generar un espacio de autonomía, dignidad y también de aporte social. Su objetivo nunca fue solo sobrevivir, sino crear un impacto positivo en la vida de otras personas, ofrecer servicios de calidad, abrir caminos a quienes vienen detrás.
Pidió un préstamo, invirtió cada céntimo con responsabilidad y puso en marcha su proyecto con el entusiasmo de quien quiere cambiar su destino y, con él, el de su comunidad.
Pero el camino del emprendimiento para una mujer inmigrante no es llano. Ni siquiera está pavimentado. Desde el principio se topó con barreras invisibles: trabas administrativas, indiferencia institucional y, lo más doloroso, el intento de estafadores que vieron en ella una mujer sola, extranjera, emprendedora… una víctima fácil. Intentaron apropiarse de su marca, aprovechar de su trabajo, borrar su huella. Y todo eso, en una sociedad que dice promover la igualdad, el emprendimiento femenino y la inclusión.
Lo que no sabían es que ella no es víctima, sino luchadora. Denunció, resistió, peleó por lo suyo. Lo hizo sin red, sin apoyo, sin una mano poderosa que le ofreciera protección. Porque cuando más necesitaba que esas políticas de igualdad fueran más que palabras, lo único que encontró fue silencio.
¿Dónde están los mecanismos de protección a mujeres emprendedoras cuando los necesitas de verdad? ¿Dónde está el compromiso con la integración cuando alguien, a pesar de todo, decide quedarse y contribuir?
Su historia es un testimonio vivo de la hipocresía de un sistema que aplaude la diversidad en discursos, pero que no protege a las personas diversas cuando son atacadas. Y sin embargo, su historia también es una luz encendida, una prueba de lo que es posible cuando una mujer decide no rendirse, aunque todo parezca en su contra.
Ella, mujer iraní, becada por méritos académicos, pionera en su país, emprendedora en España, no solo merece nuestro respeto: merece protección, reconocimiento y reparación. Porque ninguna persona debería tener que demostrar mil veces su valor solo porque nació en otro lugar. Porque la dignidad humana no depende del pasaporte, sino de la verdad, el trabajo y el coraje.
Y ella lo ha demostrado todo.

